La Unión da la bienvenida a la construcción de paz con justicia social en Colombia

Muchas generaciones de colombianos y colombianas han asistido a la guerra, la han temido de lejos, han enviado a sus hijos a derramar su sangre, han huido de sus estruendos y han combatido en ella. No obstante, hoy nosotros tenemos la posibilidad de asistir a la paz, a la construcción de una paz incluyente y justa, a la construcción de una Colombia mejor.

 

Boletín No. 224 La Unión da la bienvenida a la construcción de la paz con justicia social

img_pazDespués de 8 millones de víctimas en un conflicto armado que ya pasa de los cincuenta años, 25 mil víctimas de desaparición forzada, 18 mil desplazados, 27 mil secuestrados, 1.892 masacres cometidas por todos los actores armados, legales e ilegales en nuestro país, Colombia necesita un respiro. Necesitamos hacer un alto en el camino, detenernos un momento para continuar caminando, ahora hacia la construcción de un país en el que queramos ver crecer a nuestros hijos, un país en el que sepamos que tendrán oportunidades para estudiar y trabajar, para vivir dignamente.

El cese al fuego bilateral y definitivo entre el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y la insurgencia de las FARC-EP es ese alto en el camino. Sin duda no es la paz definitiva, pero es una posibilidad histórica para que todos los ciudadanos y ciudadanas nos empoderemos y hagamos de nuestro país la Colombia que deseamos. Sin duda aún falta llegar a acuerdos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y desmantelar las estructuras paramilitares que durante décadas han estado persiguiendo y asesinando a opositores políticos.

No obstante una negociación exitosa, con resultados concretos, con una de las organizaciones guerrilleras más grandes y antiguas de América Latina, debe llenarnos de esperanza y de fortaleza para continuar caminando hacia la construcción de la paz.

Lo que se viene ahora es la participación de todos los colombianos y colombianas en la refrendación de los acuerdos: decirle sí a los acuerdos de La Habana.  Y hacerlo es decirle sí a la posibilidad de construir una Colombia justa, equitativa e igualitaria sin el peligro que el barullo de la guerra se lleve por delante tanto a quienes empuñan las armas como a quienes hemos decidido construir mejores condiciones de vida para todos y todas desde la civilidad.

Ninguna guerra deja de lado a los que le dan la espalda a la vía armada, y la nuestra ha sido una guerra especialmente sucia donde opositores políticos y defensores de derechos humanos han pagado las terribles consecuencias de la intolerancia.

Para respaldar este paso hacia la construcción de la paz no hay que ser de derecha, de centro o de izquierda, no hay que pertenecer a un partido político, o adscribirse a una postura o dogma. Para respaldar este paso hacia la construcción de la paz sólo hay que ser solidario con las familias que han conocido de cerca la cara de la guerra, las que han mandado a sus jóvenes a prestar servicio militar y no los han visto regresar con vida o los han recibido mutilados, las que han buscado opciones y no han hallado más que cargar las armas, las que han abandonado sus tierras con lo que llevan puesto y un montón de miedo, las que deambulan en las ciudades esperando limosnas y subsidios, las que continúan buscando a sus desaparecidos, las que perdieron a un ser querido que luchaba valientemente por la defensa de los derechos humanos.

Son muchas y muy diversas las víctimas en nuestro país. Para levantar las banderas de la paz sólo hay que ponerse en sus zapatos y dejarse mover por la esperanza de hacer de nuestro país uno mejor para las generaciones venideras.

 

¡El camino de la paz se hace más visible!

 

 

Junio 23 de 2016
Luz Marina Díaz
Presidenta Nacional
Unión de Trabajadores y Trabajadoras de Grandes Superficies del Comercio en Colombia

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